jueves, 11 de agosto de 2016

AMIGOS:
“NOVIOS”
Ella es mi amiga, amiga íntima,
con un beso fue sellada la amistad,
con un fuerte  abrazo sin víctimas
prometimos andar siempre en la verdad.
Nos acosan las dudas, los pensamientos,
evasiones, inconformismos mentales,
alegrías, las pasiones, los recelos,
igual como pasa a los demás mortales.
Nos vemos por el destino obligados,
y de  nuestros compromisos seguros,
a aunque en limites nunca acotados
hacemos ambos nuestros discursos mudos.

El dilema añejo de querer y no poder,
con que contamos de seguro, inseguro,
este difícil mundo del ser y no ser
los proyectos que se estrellan con un muro.
Yo siento la amistad que la profeso,
reflexiono que es lo que le podré dar,
ella me regala  compañía y un tiempo
que yo quizás nunca le podré  pagar.
Ni reuniendo del mundo todo el dinero,
se podría pagar por su justo valor,
por que no tienen precio los besos
cuando se dan por verdadero amor.

Cuando me mira de frente mi amiga
me lo explica todo sin nada hablar,
y se que me trasmite en su mirada
Lo que con sus palabras nunca me dirá.
No hay palabras con medida
que expresen los sentimientos,
Una mirada esta escrita
sin letras en un momento.


Campillo Valenzuela,
NACER EN LA HUMILDAD:


Al nacer en su humildad, 
solo pedía cariño,
de tanta gente sencilla,
  que le quiere como niño.


Pudo nacer poderoso,
  para impactar con temor,
pero él tan generoso,
  sólo buscaba el amor.


Pudo nacer sabio y rico,
  y causar admiración,
pero en el pueblo sencillo
 no despertaría el amor.


No se vistió con las sedas,
  más bien pobre desaliño,
por que él no quería prebendas,
  sólo buscaba cariño.


Fue mártir, y niño pobre,
 carpintero y pescador,
amigo de los pastores,
  ¡sólo pudo dar amor!


Él no buscaba el honor,
  ni fama de poderoso,
sin límite generoso,
 ¡del hombre fue Redentor!


R. Campillo Valenzuela 29- del -12 de -1997.