Eran los niños pequeños,
todos iban a la escuela,
queda en mi mente un a estela
como un nostálgico sueño.
Se levantaban de prisa
todavía soñolientos,
se vestían con gestos lentos
entre sus tiernas sonrisas.
La madre dándoles prisas
cogían sus bocadillos,
las mochilas y los libros
entre nervios y sonrisas.
Tiempo difícil y hermoso
lleno de esperanza y sueños,
dificultades y empeños
¡un tiempo maravilloso!
Cuando se hacen adultos,
sus estudios, sus trabajos,
han de luchar a destajo
si quieren sacar producto.
Ahora ellos tienen niños,
y se repite la historia,
en la interminable noria
de desvelos y cariño.
Ahora pagan los desvelos,
los que por ellos tuvimos,
hacen lo que les hicimos
¡para educar hombres nuevos!
Rafael de Granada.
Montgat,----8----5----2013.
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