EL HOMBRE:
El hombre: nace, vive y muere,
a veces sin darse cuenta,
de este destino sagrado
por la vida dispensado
en nuestro especial planeta.
Seria insulsa
la misión
sólo nacer y morir,
sin darle más trascendencia
al conjunto de vivencias
desde el principio hasta el fin.
Si una planta pasajera
puede ayudar a la vida,
¡por tanto ser importante!
valor del hombre habitante,
¿cómo puede ser medida?
La fe y la inteligencia,
la capacidad de sufrir,
los sentimientos de amor,
nos dan la idea de un creador
¡que nos da el don de sentir!
Más allá de la razón
nos quedan muchos misterios,
y después de la verdad,
existe una voluntad,
¡de hechos reales y serios!
Rafael Campillo Valenzuela.
Montgat 10-7-2004.
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