martes, 12 de mayo de 2015

HOGAR
DULCE…


Sin la mujer, compañera,
no se construye un hogar,
pues sin ella faltará,
siempre la pieza primera.

Viven los hijos dispersos,
sin la madre redentora,
la fuerza aglutinadora,
el centro del universo.

Sin ella no habrá unidad,
por que faltará la guía,
de especial sabiduría
esto es pura realidad.

El padre ocupa un lugar,
importante y secundario,
el engranaje primario
es la madre en el hogar.

El hombre estará perdido,
si pierde a la compañera,
difuminado en la esfera
¡cualquiera que sea el motivo!


Rafael Campillo Valenzuela




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