COGIDOS DE LA MANO.
Era una tarde serena,
de primavera, de flores,
en la avenida del Darro
un canto de ruiseñores.
iba cogida a mi mano
entre risas y colores,
con ese dulce embeleso
propio de nuevos amores.
Se veía arriba la Alhambra
el sol tocaba sus torres,
dibujaba un espejismo
entre marrones y ocres.
El pedestal adornado
de policromados verdes,
de todo sólo me queda
la imagen que no se pierde.
Las palabras y los besos
ecos que se lleva el aire,
¡pero perdura el recuerdo!
¡grabada queda la imagen!
Rafael de Granada.
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