EL CANTO
DEL RUISEÑOR.
Un verso
quiso cantar
y se
volvió ruiseñor,
y
cantaba noche y día
con pena
o con alegría
para
conquistar amor.
Cantaba
a orillas del río
subido a
una rama verde,
junto
aun espino florido
donde
cuidaba su nido
con
pasión su dulce amada.
Cantaba
en la noche oscura
para
hacerle compañía,
a su
linda enamorada
porque
sino le cantaba
ella de
pena moría.
Su trino
por la mañana
cuando
el Orto ya lucia,
para
decirle cantando
como él
la seguía amando
con la
luz del nuevo día.
Nacieron
cuatro polluelos
al
romper el cascarón,
los dos
padres afanados
les
prodigaban cuidados
poniéndole
corazón;
hasta
ponerlos en vuelo
en la
verde primavera,
en los
sotillos del río
ya con
su libre albedrío
¡volando
por la ribera!
Rafael
Campillo Valenzuela.
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