En las
obras del creador
destaca
la inteligencia,
que al
hombre le da solvencia
y lo
convierte en pensador.
Sólo con
el simple instinto
sería el
hombre un animal,
quizás
nada racional,
completamente
distinto.
Nos da
visión y talento
Y nos
hace responsables,
en las
cosas aceptables
Y rechaza
el esperpento.
El hombre
ha escrito la historia
desde
puntos muy distintos,
Y vivido
laberintos
dignos de
toda memoria.
Al hombre
bueno y normal
el malo
de guía le saca,
si el
perverso se destapa
muestra
su lado infernal.
Sería
todo un paraíso
si
reinara la bondad,
la vida
sería en verdad
como un
feliz compromiso.
Vivan los
hombres cabales
y los
buenos de verdad
y muera
la iniquidad,
que
produce tantos males.
17-12-2002,
Mongat.
Rafael
Campillo Valenzuela.
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