Cada hombre en su pareja
tiene a una hija de Dios,
compañera en el amor
para que la vida teja.
Sangre de la sangre humana,
como carne de los huesos,
un ser humano por eso,
una semejante; ¡hermana!
Madre de la descendencia
que se perpetúa en la vida,
la novia más preferida
que ayuda con su presencia.
Sostén en la enfermedad,
una sabia consejera,
una amiga y compañera
que regala su bondad.
La cómplice en los instintos
que nos llevan al placer,
la luz del amanecer
que alumbra en los laberintos.
Es compañera y no sierva,
un regalo del creador,
que nos ofrece su amor
que la estirpe no se pierda.
Seamos siempre positivos,
hemos de ser cariñosos,
seamos siempre amorosos,
¡el máximo comprensivos!
Rafael de Granada.
Montgat,----18----3----2013.
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